Todo el mundo tiene cicatrices. Todos tienen heridas. Normalmente decimos que se trata de ser fuertes, de seguir adelante, de OLVIDAR. Las personas que no consiguen hacer eso son tildadas de débiles, de tristes. Les echamos la culpa, como "bueno, tú te empeñas en seguir así". No es del todo así.
Aquí no hablo de fuertes o de débiles. No hablo de más o menos dolor. No hablo de si son más importantes las enfermedades mentales o las físicas, porque creo que ni siquiera el mundo debería hacerse ese debate. No hablo de errores ni de aciertos. Hablo de lo que hay. De lo que tenemos. De lo que somos. Hablo del derecho a la libertad de expresión. Hablo de HABLAR ante las dudas, ante los problemas. Hablo de que hace dos años que te fuiste. Nos dejaste el dolor que sentías, con el que creías que así vencerías. Dejaste una herida que nunca será cerrada. Esa, NUNCA será cerrada. Tus padres te echan de menos. Vi a tu madre hace un año. Estaba perdida y lo sigue estando. Nunca se recuperará al 100% y siempre te tendrá a su lado. He visto a tus amigas, a tus amigos. Te echan de menos y aún están, como estuvieron siempre. Hace dos años al saber que no estabas volví a recaer. No eras mi amiga, eras una persona que me presentaron hace muchos años, que me saludaba por la calle. Supongo que me sentí tan impactada porque viví eso. Sabía el por qué. Dos años más tarde sigo estando aquí, durante mucho tiempo y aún hay dias en los que me digo a mí misma que alguien cambió el rumbo. Alguien cambió las cosas porque era yo la que no iba a estar y no tú. Y sigo pensando que podría haber hecho algo pero en realdiad en el fondo, sé que no. Ha sido duro saber que no. Me he acercado mucho al sitio donde tú estuviste ese 27 de abril. Te quedaste siendo el faro iluminando nuestro camino allá donde estés.
No hablo de suicidio. Ese es un gran maldito problema. Sería muy normal hablar abiertamente del cáncer, porque es una enfermedad muy conocida desgraciadamente y muy normalizada. Decimos que son unos valientes, que no es justo como con otras enfermedades físicas. LO ENTENDEMOS.
Esta vez no ha sido un accidente, no ha sido el cáncer, no ha sido nada de eso. Y me niego a no hablar de ello:
" Cada 40 SEGUNDOS una persona muere por suicidio. El número de casos entre los 15-25 está creciendo pero además se ven casos de aún más jóvenes. Está aumentando entre las personas mayores de 65. En 2014 se hizo un record histórico, donde 3910 personas se quitaron la vida en España. Un 90% detrás del suicidio con causas asociadas a trastornos de la conducta que podían haberse detenido con ayuda profesional. "
A veces siento como si todos pidiesen porcentajes. Si está enumerado sabremos que es cierto. Nos olvidamos que detrás de los números hay víctimas, hay vidas perdidas. En muchos casos, el suicidio se esconde. No hay datos fiables al respecto. Hay aún más de los que nos dicen. Y puede que pienses que no te interese, pero durante toda nuestra vida conoceremos a alguien que sufra de este mal. Los verdaderos olvidados son los familiares, los amigos. Son sobrevivientes de un suicidio. Se quedan aquí intentando enfrentar la dura realidad de verse sin un hijo, sin un marido, sin un abuelo. Y nadie ayuda. Es un duelo, pero el problema es que no se trata de un duelo por una muerte de un ser querido como otras. El suicidio deja con dudas, con rechazo, con negación, con preguntas que no se pueden contestar. Con ganas de volver atrás, de entender, de comprender donde estuvo el fallo, qué se cruzó en el camino.
Nos dejaste hace dos años,con preguntas, con "y si...", con miedos, con dolor. Probablemente pensaste que te liberarías, que tus padres, tus amigos se olvidarían con el tiempo. Serías solo alguien que ya no está. Seguramente pudiste verte como un problema. Tu madre quería ayudarte pero tú no te dejabas y pensabas que lo único que podías querer era ser perfecta. Un cuerpo perfecto. Y lo sé, sé cómo es pensar que eres un problema, para todos. Sé lo que es mirarse y no verse como lo hacías tú. Lo que es mirar hacia otras y pensar "¿por qué yo no así? ", no ser la chica que puede escoger sino la que escogen, o que directamente nunca te escojan, que no te quieran, no estar a la altura de ese canon de belleza, sentir que la comida es el enemigo, que no te quieras nada y que te odies como a nadie. Salir del agujero pero volver a entrar, volver a caer. Volver ahí abajo. Pensar que el mundo sería mejor si no existieras. Sí, sé lo que es.
Procuro no pensarlo mucho, y simplemente dejarlo ir porque cuando pienso en que ya no tendrás más, que ya no existirá un futuro para ti, no estudiaras aquello que te gustaba, no encontraras momentos de calma, no tomarás el sol, no verás llover, nunca tendrás hijos, nunca te mudarás ni te independizarás, nunca más te querrás y nadie se enamorará de ti entiendo que yo podría haber sido tú. Que alguien en algún lugar podría estar escribiendo esto por mí. Juro que no es justo que te hayas ido. Cada día que lucho hay un nuevo motivo más conmigo y eres tú. Tú nunca fuiste un problema, eres un ángel y lo eras entonces.
Por todos aquellos que saben lo que es vivir preso de las ganas de morir, teneís la vida llena de oportunidades, estoy orgullosa de vosotros y estoy orgullosa de ti, Lorena.
Sea donde sea que estés, te queremos, te echamos de menos y sabemos que eras alguien muy increíble.
Aquí no hablo de fuertes o de débiles. No hablo de más o menos dolor. No hablo de si son más importantes las enfermedades mentales o las físicas, porque creo que ni siquiera el mundo debería hacerse ese debate. No hablo de errores ni de aciertos. Hablo de lo que hay. De lo que tenemos. De lo que somos. Hablo del derecho a la libertad de expresión. Hablo de HABLAR ante las dudas, ante los problemas. Hablo de que hace dos años que te fuiste. Nos dejaste el dolor que sentías, con el que creías que así vencerías. Dejaste una herida que nunca será cerrada. Esa, NUNCA será cerrada. Tus padres te echan de menos. Vi a tu madre hace un año. Estaba perdida y lo sigue estando. Nunca se recuperará al 100% y siempre te tendrá a su lado. He visto a tus amigas, a tus amigos. Te echan de menos y aún están, como estuvieron siempre. Hace dos años al saber que no estabas volví a recaer. No eras mi amiga, eras una persona que me presentaron hace muchos años, que me saludaba por la calle. Supongo que me sentí tan impactada porque viví eso. Sabía el por qué. Dos años más tarde sigo estando aquí, durante mucho tiempo y aún hay dias en los que me digo a mí misma que alguien cambió el rumbo. Alguien cambió las cosas porque era yo la que no iba a estar y no tú. Y sigo pensando que podría haber hecho algo pero en realdiad en el fondo, sé que no. Ha sido duro saber que no. Me he acercado mucho al sitio donde tú estuviste ese 27 de abril. Te quedaste siendo el faro iluminando nuestro camino allá donde estés.
No hablo de suicidio. Ese es un gran maldito problema. Sería muy normal hablar abiertamente del cáncer, porque es una enfermedad muy conocida desgraciadamente y muy normalizada. Decimos que son unos valientes, que no es justo como con otras enfermedades físicas. LO ENTENDEMOS.
Esta vez no ha sido un accidente, no ha sido el cáncer, no ha sido nada de eso. Y me niego a no hablar de ello:
" Cada 40 SEGUNDOS una persona muere por suicidio. El número de casos entre los 15-25 está creciendo pero además se ven casos de aún más jóvenes. Está aumentando entre las personas mayores de 65. En 2014 se hizo un record histórico, donde 3910 personas se quitaron la vida en España. Un 90% detrás del suicidio con causas asociadas a trastornos de la conducta que podían haberse detenido con ayuda profesional. "
A veces siento como si todos pidiesen porcentajes. Si está enumerado sabremos que es cierto. Nos olvidamos que detrás de los números hay víctimas, hay vidas perdidas. En muchos casos, el suicidio se esconde. No hay datos fiables al respecto. Hay aún más de los que nos dicen. Y puede que pienses que no te interese, pero durante toda nuestra vida conoceremos a alguien que sufra de este mal. Los verdaderos olvidados son los familiares, los amigos. Son sobrevivientes de un suicidio. Se quedan aquí intentando enfrentar la dura realidad de verse sin un hijo, sin un marido, sin un abuelo. Y nadie ayuda. Es un duelo, pero el problema es que no se trata de un duelo por una muerte de un ser querido como otras. El suicidio deja con dudas, con rechazo, con negación, con preguntas que no se pueden contestar. Con ganas de volver atrás, de entender, de comprender donde estuvo el fallo, qué se cruzó en el camino.
Nos dejaste hace dos años,con preguntas, con "y si...", con miedos, con dolor. Probablemente pensaste que te liberarías, que tus padres, tus amigos se olvidarían con el tiempo. Serías solo alguien que ya no está. Seguramente pudiste verte como un problema. Tu madre quería ayudarte pero tú no te dejabas y pensabas que lo único que podías querer era ser perfecta. Un cuerpo perfecto. Y lo sé, sé cómo es pensar que eres un problema, para todos. Sé lo que es mirarse y no verse como lo hacías tú. Lo que es mirar hacia otras y pensar "¿por qué yo no así? ", no ser la chica que puede escoger sino la que escogen, o que directamente nunca te escojan, que no te quieran, no estar a la altura de ese canon de belleza, sentir que la comida es el enemigo, que no te quieras nada y que te odies como a nadie. Salir del agujero pero volver a entrar, volver a caer. Volver ahí abajo. Pensar que el mundo sería mejor si no existieras. Sí, sé lo que es.
Procuro no pensarlo mucho, y simplemente dejarlo ir porque cuando pienso en que ya no tendrás más, que ya no existirá un futuro para ti, no estudiaras aquello que te gustaba, no encontraras momentos de calma, no tomarás el sol, no verás llover, nunca tendrás hijos, nunca te mudarás ni te independizarás, nunca más te querrás y nadie se enamorará de ti entiendo que yo podría haber sido tú. Que alguien en algún lugar podría estar escribiendo esto por mí. Juro que no es justo que te hayas ido. Cada día que lucho hay un nuevo motivo más conmigo y eres tú. Tú nunca fuiste un problema, eres un ángel y lo eras entonces.
Por todos aquellos que saben lo que es vivir preso de las ganas de morir, teneís la vida llena de oportunidades, estoy orgullosa de vosotros y estoy orgullosa de ti, Lorena.
Sea donde sea que estés, te queremos, te echamos de menos y sabemos que eras alguien muy increíble.
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